Culiacán cerraría el 2022 con la cifra más baja en homicidios de los últimos 12 años

Culiacán cerraría el 2022 con la cifra más baja en homicidios de los últimos 12 años. La notable reducción en ese delito proyecta para la capital sinaloense su salida del ranquin de las 15 ciudades más violentas del mundo.

 

Para el cierre de este año, Culiacán registraría la cifra más baja en homicidios de los últimos 12 años. Lo que se vería reflejado en su salida del ranquin de las 15 ciudades más violentas del mundo, señala  Javier Llausás Magaña, director de Construyendo Espacios para la Paz (CEP).

 

 

 

 

Explica que se trata de 272 a 275 homicidios y representa la cifra más baja desde 2010. La tasa estimada podría ser entre 27 y 28 homicidios por cada 100 mil habitantes, también la tasa más baja desde 2010.

 

“Es notable la reducción porque, tan solo en 2017, teníamos una tasa de 70 homicidios por cada 100 mil habitantes. Lo que nos ubicaba entre las 15 ciudades más violentas del mundo por la tasa de homicidios. Hoy, con esta tasa de 27-28, podríamos salir de esa lista de las 50 ciudades más violentas”, proyecta. 

 

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Comparada la cifra, la capital sinaloense aspiraría a acercarse a la media nacional, que actualmente es de 24 homicidios por cada 100 mil habitantes. Y llegar a 22 o 23. De cruzar la media nacional, Culiacán emprendería el camino para ubicarse entonces como una de las ciudades más pacíficas. 

 

“Primero tenemos que salir de esa deshonrosa lista, y después cruzar la media nacional, como ya lo hizo Sinaloa como estado”.

 

 

Llausás Magaña explica que, por primera vez en 32 años, Sinaloa cruzaría la media nacional. Es decir, desde 2020 que la igualó, Sinaloa está por debajo de la media nacional. Lo que permite proyectar que, al final de este año Sinaloa terminará con una tasa de 15 homicidios por cada 100 mil habitantes, frente a la nacional, que puede ser 21, es decir, 6 puntos debajo. 

 

“Esto no lo habíamos visto nunca, es la tasa de Sinaloa más baja en los últimos 32 años, que tenemos mediciones. Además, está por debajo de la media nacional, se despega por cinco puntos”.

 

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Para el activista, la medición de los homicidios no debe responsabilizar sexenios gubernamentales o al presidente del país en turno, pues sería un error. Y se perdería la realidad del comportamiento y las causas reales del homicidio. Además de que existen otros actores involucrados en el tema de seguridad pública: 32 gobernadores, 2 mil 440 alcaldes de municipios y 266 coordinaciones regionales de la Guardia Nacional. En la que se dividió el país en los últimos dos años, 48 zonas militares donde hay un comandante y 12 regiones militares. 

 

“Sería un error culpar a los gobernantes o al presidente de todos los homicidios en México porque estos responden a un mercado de empresas ilegales y la disputa de territorios, corrupción y otras causas. Los homicidios dependen, casi en primer lugar, del comportamiento de los mercados ilegales, cómo el narcotráfico, etcétera”, analiza.

 

 

 

 

De 1990 a 2006, la media nacional estuvo por debajo de la tasa de Sinaloa, es decir, la tasa de homicidios de Sinaloa era más alta  que la nacional. Que era de 11 o 12 homicidios, mientras que la tasa de Sinaloa fluctuaba entre los 20 y los 30 por cada 100 mil habitantes.

“Toda esta época de los años 80, 90 y los primeros años de los años 2000,  hizo que Sinaloa ganara la imagen de un estado violento por estar dos o tres veces siempre por encima de la media nacional. Al haber además un solo cartel o un solo grupo y poca presencia del mercado nacional de drogas. Esa época pone a Sinaloa como un estado violento del que hoy no podemos salir, pese a que nos encontremos por debajo de la media nacional”.

 

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En 2015, señala Llausás Magaña, inicia un nuevo repunte. De ese año a la fecha se integran elementos como: el robo de combustible en estados como Guanajuato, Zacatecas, Puebla, Veracruz, por donde pasan los ductos. También estados como Sonora, Jalisco, Oaxaca, Morelos, Quintana Roo, San y Luis Potosí; que no entraban en estas listas de estados con altas tasas de homicidio. 

 

“Cuando analizamos el homicidio no debemos politizarlo y ver qué partido político o presidente estaba porque, al presidente que hubiera estado le habría tocado el comportamiento de los mercados ilegales, como el robo de combustible, tráfico de personas, y desde luego el narcotráfico. A quien le hubiera tocado, le hubieran tocado estas variables. Es importante no politizar, sino verlo como el comportamiento de las bandas que quieren regular estos mercados ilegales”.

 

Desaparición de personas y homicidios

Llausás Magaña indica la importancia de no comparar cifras de personas desaparecidas con las cifras de homicidios, dado que las causas son variables. 

La desaparición de personas, indica, debe trabajarse de manera diferente, pues no existe un estudio científico que permita llegar a conclusiones y definir tasas de homicidio que deben cambiarse por las de desaparición de personas.

 

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