Descubrir e impulsar pasiones de las personas abona a la construcción de paz: Múnera Uribe
Impulsar pasiones de las personas abona a la construcción de paz. El principal motor de un individuo es el reconocimiento; identificar qué le atrae y facilitar las herramientas permitirá un gran cambio, indica el consultor en temas de paz.
Descubrir, potencializar e impulsar la pasión de las personas satisface su necesidad de reconocimiento y pertenencia. Lo que contribuye a la construcción de paz, aseguró Pablo Múnera Uribe.
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De visita en Sinaloa
El rector del Politécnico Cetasdi, en Río Negro, Antioquia, Colombia, y consultor en temas de construcción de paz. Así como de formación empresarial y organizacional actualmente ofrece algunas charlas a esta organización y dependencias del gobierno de Sinaloa.
En estas charlas expone el ejemplo de un grupo de jóvenes motociclistas que participan en carreras clandestinas en Colombia, a las que denominan “piques”. Se trata de desafíos a bordo de vehículos de alto cilindraje en los que comúnmente pierden la vida los jóvenes.
Múnera Uribe subraya que los participantes en esta actividad pueden ser observados como suicidas, homicidas, o como pilotos en potencia. “Tenemos que potenciar al piloto para castigar lo menos posible al suicida o al homicida”, indica.
Impulsar pasiones de las personas abona a la construcción de paz
El consultor considera que al descubrir la pasión de esta persona e impulsarla y canalizarla. Se logra satisfacer su necesidad de reconocimiento, la pertenencia y la adrenalina por esa afición.
Indica que, para el caso de estos jóvenes que participan en ese tipo de actividades, es importante impulsarlos a buscar otras industrias. En este caso de motociclismo o automovilismo. Para que se desarrollen en esos campos, evitando que el narcotráfico o el crimen organizado obtengan su atención. “Ellos saldrán en televisión, hablarán de ellos refiriéndose a un campeón, el próximo Checo Pérez. Si esta persona llega a tener la oportunidad y se desarrolla en esas industrias puede pasar lo que una vez ocurrió en Colombia. Que un automovilista de la Fórmula 1, Juan Pablo Montoya, generó cierta goma; no hicimos industria, pero a nivel individual sí.
Muchas familias comenzaron a decirle a su hijo: ‘listo, no vayas a la escuela, quédate siendo automovilista’. Llegan a una quinta categoría en Estados Unidos, donde ganan más que los presidentes de compañías de aquí”.
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¿Por qué ocurre esto?
El consultor sostiene que al descubrir la pasión de esta persona. Impulsarla y canalizarla, se logra satisfacer su necesidad de reconocimiento. Así como la pertenencia y la adrenalina por esa afición.
“Generalmente decimos que el narco no paga, que el crimen organizado no paga. Y debemos tener una respuesta creativa para esto. ¿Qué sí paga para que no te vayas con el crimen organizado? El reconocimiento”.
“Siempre hago esta pregunta incómoda: ¿El narco es la causa de muchos de nuestros males, o también es la consecuencia de muchas cosas que traíamos del exterior? Yo digo que las dos cosas. Hay algo que no atendimos a tiempo, le dejamos tomar ventaja y ese espacio de poder, de reconocimiento, lo ocupó el narco”, explica.
Necesidad de reconocimiento
La necesidad de reconocimiento explica que a las filas del crimen organizado ingresen personas que provienen de familias vulnerables. Pero también de familias con alto poder adquisitivo, advierte Múnera.
“Existen dos vías de reconocimiento tradicionales: ser un gran empresario o dirigente empresarial. Algo que te tomará mucho tiempo y es muy difícil. Y probablemente no te guste estar metido en una oficina día y noche. Otra es serlo por parte del narco, para llegar a ser cabecilla también te demorarás mucho.
Tenemos que aprovechar qué le apasiona a la gente y tratar de hacer una buena gestión de esas pasiones”, comenta.
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