¿Por qué un programa que rehabilite al agresor de violencia familiar?
“Reconstruyéndome”, creado por “Jaguares, Jóvenes de Bien, A.C.”, se aplica en la capital sinaloense para evitar que ofensores reincidan en agresiones a familiares.
En enero de 2010, algunos jóvenes fueron asesinados por un grupo armado en Ciudad Juárez, al confundirlos con un grupo rival. Entre las víctimas, dos de ellas fueron adolescentes, jugadores del equipo de futbol americano Jaguares.
La tragedia cimbró al estado. Las autoridades reconocieron que se trataba de deportistas, “jóvenes de bien”, e implementaron iniciativas para prevenir la violencia. En medio del luto, familiares se organizaron junto con entrenadores del equipo para proponer e implementar estrategias ciudadanas para prevenir la violencia al interior de las familias, es decir, atacar el problema desde la raíz.
¿Cómo inicia el programa?
Ahora esta iniciativa llega a Culiacán y se pone en marcha para evitar que ofensores continúen agrediendo a sus familiares.
Los pioneros en la estrategia fueron los padres de Rodrigo Cadena, un joven alto, robusto, tackle ofensivo en el destacado equipo. Luego de la tragedia, los papás adoptaron la cultura resiliente del deporte que practicaba su hijo: “si te tumban, te levantas y sigues luchando, buscando hacer las cosas bien”.
¿Cómo la comunicación ayuda a la resolución de conflictos? Descúbrelo aquí.
Así, junto con entrenadores convocaron a la paz en su ciudad mediante actividades de limpieza y mejora de parques, talleres para prevenir adicciones y violencia, así como acompañamiento escolar a deportistas.
“Esa fue nuestra forma de responder a esta injusticia y en medio del dolor, fue tratar de hacer el mayor bien posible, y finalmente es a lo que nos hemos dedicado desde aquel día”, comenta Fernando Gallegos, entrenador del equipo Jaguares desde 2006, y actual activista social.
Violencia familiar: el tema de fondo
En el camino se dieron cuenta de que, pese a la creciente motivación de niños y jóvenes, era necesario involucrar a las familias, pues al regresar a casa enfrentaban nuevamente una atmósfera violenta. Entendieron que la violencia familiar es el delito de mayor incidencia en su estado.
“Conforme avanzamos nos dimos cuenta que necesitamos plantear un programa que se llamara ‘tercer nivel’ para trabajar con personas que han tenido conflictos con la ley y que están en factores de riesgo más vulnerable”, explica Gallegos.
Se acercan a investigadores y diseñan el programa
Para entonces, comenta FernandoFernando Gallegos, contaban con amplia experiencia en atención a niños y jóvenes, y acompañamiento a padres de familia; no así en la atención y rehabilitación de ofensores.
Se acercaron a investigadores de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, juntos construyeron la metodología, procesos, orientación metodológica y el contenido del programa que anualmente recibe a cerca de mil personas, y que ahora se encuentra en cuatro municipios de Chihuahua.
Los activistas y científicos coincidieron que el diseño del programa debía centrarse específicamente en generadores de violencia familiar o de pareja. Los expertos propusieron el enfoque cognitivo conductual, al considerarlo el más eficaz para los fines esperados. La implementación debía ser individual y grupal, a fin de que los usuarios no repitan las conductas violentas o el daño que han generado.
“En algunos casos, las personas sí tienen que estar detenidas para evitar que sigan haciendo más daño. En algunas otras situaciones son usuarios que se encuentran en libertad. De lo que se trata es de evitar la reincidencia”, explica.
Primero: reconocerse como agresor
Para entrar al proceso de rehabilitación, el ofensor debe reconocerse como generador de violencia y tener conciencia del daño que ha causado, solo así tiene posibilidades de avanzar y mejorar las conductas y pensamientos distorsionados.
Posteriormente se atienden los pensamientos estereotipados hacia la mujer: machismo y hábitos y costumbres que detonan violencia psicológica o física. El trabajo de reestructuración puede tomar de tres a siete meses y medio, depende del compromiso del usuario.
“El tratamiento está diseñado para que las personas se lleven tareas y realicen algunas actividades en su vida cotidiana. Evidentemente se observan diferentes resultados entre quienes realizan los ejercicios durante la semana, a una persona que nos los realiza. Son diferentes variantes”.
“Reconstruyéndome” es gratuito. Participan terapeutas, psicólogos clínicos y trabajadores sociales, quienes acompañan y dan seguimiento a los usuarios. Otros psicólogos clínicos estudian los resultados de las evaluaciones, otros más supervisan el contenido y la evolución del usuario en los procesos. Se trata de un equipo de cinco expertos para la atención de cada usuario.
Implica una medición previa y una más al final del tratamiento. Como en todo tratamiento, existe el riesgo de recaídas, sin embargo, las primeras bases se establecen en ese periodo.
Los principales cambios son:
Disminución de conductas violentas, mayor control de la ira, mejor manejo de emociones, aumento de autoestima, menores episodios de depresión, así como más herramientas para resolver conflictos.
Resulta complejo hablar de personas rehabilitadas, explica Fernando Gallegos, pero sí de personas con la voluntad de cambio. De casi mil atendidos al año, 700 logran concluir el proceso. Entre esos casos se encuentran hombres o mujeres que adquirieron habilidades para tomar mejores decisiones y cambian su estilo de vida por uno más radical, libre de violencia, abandonando por ejemplo, relaciones destructivas y adquiriendo con el tiempo relaciones más positivas, que evitan dañar a su nueva pareja y al mismo tiempo sintiéndose merecedores de una relación sana.
“Si damos la liberación es porque durante el proceso el usuario no cometió una reincidencia, pero en general, el proceso es complejo por la particularidad de cada caso”, dice.
El programa llega a Culiacán
En días recientes la asociación civil Jaguares Jóvenes de Bien trajo a Culiacán el programa en modalidad piloto de julio a diciembre con la atención de 230 personas.
Inició en algunos centros de rehabilitación de adicciones, y atenderá a canalizados por UMECA, la Fiscalía General del Estado de Sinaloa, la Unidad de preliberados, entre otras dependencias.
En su implementación en la capital sinaloense, se trabajará también en colonias con mayor incidencia en llamadas al servicio de emergencias 911 por violencia familiar, entre ellas la colonia Alturas del Sur. Jaguares Jóvenes de Bien apoya en el financiamiento del “know how” y el seguimiento.
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