¿Sabes si eres un alienador parental? Tus hijos podrían ser víctimas
En nuestro reciente Informe de Paz, el experto Martín Hugo Sánchez Arquieta nos habló de los tres tipos de alienadores parentales; te invitamos a conocerlos.
Cada vez que un padre realiza comentarios negativos en contra de la madre al hijo o hija, o viceversa, la mamá habla mal del papá, se está ejerciendo alienación parental. Sin saberlo, estarían ocasionando severos daños a la mente de esos niños o niñas.
Con el objetivo de revisar los temas que están afectando a nuestras familias en Sinaloa, dedicamos nuestro Informe mensual al tema “Construyendo Paz en la Familia”, con apoyo del experto y conferencista Martín Hugo Sánchez Arquieta, quien explica que, al analizar los detonantes de la violencia familiar, es posible observar que “somos heridos por personas heridas”.
“Quienes cometieron algún acto delictivo muy probablemente fueron heridos durante su infancia. Muchas veces no lo puedes creer. Te empapas de la situación y ves que sí pasa, a veces en la comunidad donde uno vive abandonos de todo tipo: violencia física, violencia emocional, violencia psicológica o violencia sexual”.
Este término “alienación parental”, añade, no está reconocido por las autoridades, por lo que al denunciar este acto se toma en cuenta como “manipulación parental”, que está penalizada por tratar de manipular la conciencia de otra persona.
Se trata, indica, de un conjunto de síntomas que se produce en los niños y niñas cuando un mentor trastorna su conciencia con el objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor.
“Básicamente es decirle al niño o niña: no quiero que vayas con tu papá o mamá”, comenta.
Sánchez Arquieta indica que existen tres tipos de alienadores: ingenuos, activos y obsesivos, y es posible identificar las afectaciones que esto deja a las niñas y niños que enfrentan esta situación, por ejemplo: en su alimentación, en su motricidad o bien, en su conducta.
Alienador ingenuo
Sufre una separación o un divorcio. La persona reconoce que padre y madre deben estar presentes en la vida del otro, pero en el proceso de cambio de dinámica utiliza al niño o niña como mensajero de forma negativa. Se realiza de forma inconsciente y provoca en el niño o niña una pérdida de esperanza de reconciliación de sus padres, o incluso de la posibilidad de una relación sana.
Alienador activo
Surge de una separación muy traumática, bajo circunstancias complejas en las que siente que le tocó la parte más difícil. Enfrenta dolor por la separación de la pareja y aunque desea conservar una buena relación, a veces comete errores. Un ejemplo es que el padre pida al hijo o hija no comentar a la madre que recibió un incremento salarial para evitar que le soliciten más dinero para la pensión.
“Un padre tiene que hacer ver que no está obligado a dar dinero por la ley, sino por el amor a sus hijos. A veces damos un latigazo a la pareja y con el tiempo pasará al procesamiento de esa pérdida para transformarlo en algo distinto”.
Alienador obsesivo
Es el más grave. Puede ser el padre o la madre, pero también los abuelos, amigos, o personas que convivieron con la pareja y se une al maltrato haciendo comentarios negativos, muchas veces sin fundamento, en contra del padre o madre.
“Esta alienación es muy grave porque busca causar el mayor dolor, pero este no llega tanto a la madre o al padre a quien va dirigido, sino que afecta al niño o niña y a su desarrollo”, comenta Sánchez Arquieta.
El experto indica que la alienación no es una conducta normal, sino que se produce cuando ya existe un trastorno adicional, que va desde la sociopatía hasta un trastorno de personalidad que se activa en el contexto de la separación.
El experto ofrece algunos ejemplos de alienación parental:
- El padre que está alienando no coopera con el otro porque está tratando de que el niño solo lo ame a él o a ella y odie al otro.
- Se culpa al otro padre: “tú estás triste porque por culpa de tu padre nos separamos”. Se hace una cadena de odio y recibe una educación contraria a lo que debe recibir un menor.
- Se busca formas de señalar errores del otro: que se respete con exactitud el horario que se indica para visitas o para regresar al hogar, o se amenaza con una denuncia.
- Tener secretos, códigos o palabras con significado para el niño o niña con el fin de afectar la relación con el otro padre.
- Utilizar al niño o niña para espiar al otro.
- Insistir en rescatar a los niños del padre o la madre, argumentando que seguramente está maltratando al niño o niña.
Síntomas para identificar una alienación grave en las niñas y niños:
- El niño tendrá un odio hacia el otro progenitor. No quiere convivir con el padre o madre porque carga un odio heredado.
- Miedo. No sabe decir por qué siente miedo. Puede ser motivo de un maltrato real. Un psicólogo puede determinar que se remita a un centro de convivencias.
- Declaraciones. Puede repetir lo que el padre o madre dice acerca del otro. Repite las mismas palabras que escuchó.
- Negación. No quiere pasar tiempo con el papá o la mamá.
- Creencias. Absorbe las creencias del alienador. Solo cree en él y rechaza la del otro. Se va minando la mente de ese niño o niña.
- Retador. No se siente intimidado para hablar en contra de su padre o madre, incluso ante un juez, por ejemplo. Está “envalentonado” por la situación que vive en casa.
- Miente. Lo hace con tal seguridad que los jueces creen en muchas ocasiones. Las mentiras se convierten en algo común.
- Confusión. No sabe qué quiere sentir por su papá o mamá.
- Dicotomía. Se enfrenta a la confusión respecto al padre o madre, pues convivía con normalidad, pero a partir de la separación ese mentor es señalado como mala persona.
- Insensibilidad. Desprecian sin sentir pena alguna. Ha habido algunos que declaran sin sentir pena alguna, pero la mente del niño o niña está rota al perder la sensibilidad con la contaminación que recibió. El odio excesivo suele extenderse a todo el círculo familiar. El niño se obsesionó y entró a la guerra en contra del padre o madre.
¿Cómo diferenciar la alienación parental del abuso o negligencia parental?
Sánchez Arquieta indica que es necesario aprender a identificar la alienación con respecto a posibles casos de abuso o negligencia. Indica que en el caso del abuso, los niños presentan síndrome de estrés postraumático, comienzan a encerrarse en sí mismos y no pueden expresar ni decir que está siendo abusado.
“El progenitor alienador suele ser menos cooperador para evaluar al niño o la niña porque sabe del maltrato psicológico que ejerce contra el menor, mientras que el abusador es una persona que está en el medio del menor, que lo conoce y a través de tácticas de grooming o regalos busca ganarse la confianza del menor”.
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“Si un padre o madre abusa de ese menor, él sí cooperará, tratará de ayudar al menor para desenfocarlo a él del delito que comete. No es al cien por ciento, pero en la mayoría de los casos se da esta situación. (En cambio) los padres o madres alienantes suelen ser sobreprotectores para que la gente no se dé cuenta de que está socavando el vínculo con el otro padre”.
Roles en la alienación parental:
- Ejecutor. El que ejerce la alienación.
- Hijo objeto. Recibe directamente el maltrato.
- Padre objetivo. Lo recibe porque el hijo ya no lo está respetando, no lo quiere ver o no quiere convivir con él.
En este escenario es el hijo o la hija el más afectado porque termina cosificado para que el padre o madre sienta dolor.
Las consecuencias del maltrato
Sánchez Arquieta explica que cuando el niño o niña crezca no buscará a su padre o madre porque adquirió una patología social, fue maltratado psicológicamente a temprana edad.
El Instituto Nacional de Abuso de Drogas de Estados Unidos (NIDA por sus siglas en inglés) estudió cerebros de adultos que nacieron, crecieron y se desarrollaron de manera normal, con respecto a cerebros de personas que sufrieron maltratos. El primero está conectado, tiene las ramificaciones necesarias para discernir, mientras que el otro enfrenta dificultades para hacerlo.
“Se modifica la arquitectura de la red cortical, principalmente en cíngulo izquierdo, encargado de la regulación emocional y de los impulsos. Se les minó la capacidad de regularse”, advierte.
Por lo anterior, el conferencista llama a establecer relaciones sanas, a hacer conciencia del tipo de convivencia que ofrece y el que genera a partir de la separación. Indica que es importante observar cómo se siente el niño o niña en medio de esta nueva dinámica de convivencia.
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